Paco Rodríguez

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Opino de todo. Periodismo puro y sin estridencias

In Málaga on febrero 28, 2009 at 1:20 pm

Los gabinetes de prensa (Parte 1)

¿Qué nos está pasando?. ¿Dónde está nuestro espíritu inquieto?. Los periodistas hemos pasado de hablar con libertad a escribir al dictado, ¡y no nos quejamos!. Aguantamos el tirón con resignación.

Todos los días estamos a merced de los gabinetes de prensa. Nos manejan, nos llevan de aquí para allá, se sienten nuestros guías, pastores de un rebaño cada vez más manso. Han pasado de ser fuente a redactarnos las informaciones, decidir con quien hablamos y establecer nuestro horario laboral.

Hace años un gabinete de prensa conocía nuestro trabajo en prensa, radio o televisión. En muchos casos sus responsables habían sido frailes antes que cocineros. Conocían que lo que es bueno para la radio muy posiblemente no lo sea para la prensa escrita. Se tenía en cuentan al medio, su importancia y prioridades, la mañana o la tarde, según sea el caso.

Ahora, da igual que da igual. Lo mismo se trata a un medio ilegal o alegal que a otro. No hay distingos entre radio o televisión, periódicos y revistas. ¿Qué cuál es la razón?. El control. Parece mentira, pero asistimos a una etapa de continuo marcaje, tanto que hasta nos dicen cuándo podemos preguntar.

-No, el señor Zapatero sólo hará una declaración y no se admitirán preguntas.

-No, el señor Rajoy sólo hablará de este éste o aquel tema.

-Hoy sólo acudirán a la rueda de prensa el futbolista pepito. El resto no hará declaraciones.

…Y pese a ello, callamos. No nos revelamos ante el servilismo que nos imponen gabinetes de prensa o de comunicación.

La teoría del microondas

In Málaga on febrero 28, 2009 at 1:08 pm

No cabe duda. Algo está pasándole al grupo de personas, familias y pueblos que formamos la sociedad. La peña esta cada vez más tocada. Vivimos con prisas y en un estado irascible. Nos molesta todo, por nimio que sea, y la paciencia, que era la madre de todas las ciencias, es ahora enemigo.

Nos cansa guardar cola, no ya en el banco, que es algo habitual, sino en la panadería y hasta en la cafetería del trabajo; meternos de lleno en una caravana de coches es horroroso; ir a la playa y que el agua esté sucia después de media hora buscando aparcamiento, ni te digo; lo de que suene el teléfono a la hora de la siesta para vender internet, móviles y hasta libros, es algo que ya lo supera. Sí, a la más mínima saltamos. Todo nos exaspera sin aparante razón.

Un buen amigo dice que la explicación hay que encontrarla en el microondas. Asegura que su uso nos está trastocando. Y posiblemente tenga su razón, aunque no sea un argumento desmotrable científicamente, que a lo mejor lo es. Defiende que es un electrodoméstico común, lo que confirmaría la universalidad del problema.

Sin ánimo de jugar a flipi, y mucho menos a Maxwell, que fue el que planteó lo de las ondas electrectromagnéticas allá por el XIX, una cosa está clara, que antes de su invención la comida se calentaba en el fuego y a nadie se le ocurría congelar lentejas, un puchero o callos, por ejemplo.

¿Tendrá razón? ¿Estará afectando las radiofrecuencias en los alimentos? Nadie puede dudar que las familias estaban hace años más pausadas. No había estrés, agobios y por supuesto depresiones. Desde luego la teoría del microondas da miedo. Mejor no pensarlo.

¡Al agua pato!

In Málaga on febrero 28, 2009 at 1:08 pm

¿PLAYAS?, ¿WHAT PLAYAS?

Nunca entendí qué significaba eso que nos decían de pequeño: ¡al agua pato!. Ahora, gracias a Costas, ya lo comprendo. Darse un chapuzón en una playa de Málaga es como bañarse en un río: El agua está turbia y la arena es fango. Los patos somos nosotros, patitos feos por supuesto.

Vivimos del turismo, pero el turista se acabará cansando, salvo que sólo busque sol. Los políticos van de aquí para allá vendiendo las excelencias de Málaga, pero para qué. ¿De que nos sirve ir a Fitur, World Travel o a Nueva York esta semana si nuestra playas, principal activo de la Costa del Sol, están lamentables?

Llevamos años escuchando lo del saneamiento integral, pero las playas siguen igual, llenas de flotantes. ¿Hay alguien que recuerde cuándo fue la última vez que se pegó un baño sin nata?Se han hecho proyectos para estabilizar la arena, pero por ahora únicamente han servido para que ganen dinero los amiguetes de turno. O sea, lo de siempre.

Y mientras si y mientras no, ponemos un parche. Regeneramos las playas con tierra de arroyos y del subsuelo de Málaga, que hay que aprovechar las obras del Metro y de los aparcamientos. Vamos, un apaño.

¿Nadie cae en que lo barato siempre acaba saliendo caro?. Dentro de unos años habrá lamentaciones y luego, ya se sabe, es tarde. Y lo triste es que el año que viene estaremos igual.

Cuado Costas anuncie que va regenerar las playas de Málaga podremos decir, ¡Ya es primavera!.

La indolencia

In Málaga on febrero 28, 2009 at 1:06 pm

¿Hasta cuándo tenemos que soportar los malagueños las tomaduras de pelo? El último ejemplo, el acceso al Polígono Guadalhorce por la antigua N-340.

Hace más de un año, y con motivo de las obras del Metro, ayuntamiento y ministerio de Fomento (el de Magdalena), se propusieron crear una nueva vía: La prolongación del Paseo Marítimo hasta el referido Polígono. La obra duraría 6 meses, luego han sido otros seis y va camino de otros seis más.

Pues bien, no se cuál era la pretensión con esa carretera. La entrada al Polígono es caótica, peor que antes. Lamentable. Se forman largas caravanas, un sinfín de rotondas y es un caos la señalización. ¿Alguien da más?

Me da igual que me da igual de quien sea la culpa. Si preguntamos en el Ministerio nos dirán que del Ayuntamiento y en el Ayuntamiento que del Ministerio. Claro que si preguntamos a la calle, la culpa será de Canal Sur, que «está ahí al lado».

¿Tan difícil es que alguien se de cuenta de los problemas que tenemos los ciudadanos?. A mí me da igual si los terrenos del Campamento Benitez son míos o de mi primo o que si Bermejo ha cazado sin licencia. Quiero soluciones para mi barrio, para la calle donde vivo, para el Parque donde juegan los hijos de mi primo, para la playa donde se van mis amigos cuando vienen en verano.

Ya está bien. ¡Malagueños del mundo, uníos!